Esta palabra ha sido interpretada de muchas maneras. Y podemos tener una falsa impresión de ella.
Manso, pensamos en alguien débil de carácter, ser tonto, y hasta por ahí decimos “soy manso pero no menso”.
Pero la mansedumbre significa: fortaleza sujeta a control. Controlar nuestra fuerza. O sea ser uno calmado y pacifico cuando se esta rodeado de una atmosfera acalorada. Producir un efecto suavizante sobre aquellos que pudieran estar airados o fuera de sí.
Podemos ver un claro ejemplo en un caballo salvaje, tiene mucha fuerza, puede hacer mucho daño pero cuando se somete a control entonces se dice que esta domado y es “manso”
"Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra." (Números 12.3, RVR60)
"Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;" (Mateo 11.29, RVR60)
El que controla sus emociones, hallara descanso, vivirá feliz. Porque gran parte de nuestros problemas es por reaccionar con toda nuestra fuerza y destruimos a los que nos rodean.
Ser mansos es controlar nuestras emociones y sentimientos en momentos de angustia y prueba.
Los mansos son los que se someten a los designios de Dios. Son los que inclinando su cabeza, dicen: “No sé por qué lo hiciste, Señor, pero lo acepto. No entiendo tus razones, pero inclino mi cabeza ante ti. No sé por qué viene de nuevo esta prueba, este vendaval, pero, Señor, tú eres Dios, tú eres Rey, y yo sólo soy un siervo.” Los mansos son sumisos, son suaves de tratar, no tienen aristas. No hay nada en ellos que te hiera a ti. Tú pasas la mano por ellos –hablando en forma figurada– y hay suavidad en todo lo que tocas. Su alma ha sido quebrada en sus fortalezas. ¡Cuánto se agrada el Señor en los mansos! El Señor mismo dijo en cierta ocasión unas palabras que siguen tocándonos a todos nosotros: “Venid a mí los trabajados y cargados, que yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas.” Sólo uno manso y humilde puede hallar descanso para su alma. Aunque lleve el yugo más pesado, lo encontrará fácil, delicado, suave, y hallará ligera su carga.
LA PROMESA ES: ellos recibirán la tierra por heredad en esta tierra y en la vida eterna. Una persona que controla su carácter con mansedumbre extiende sus territorios. Pues en ves de perder gana. En ves que la gente abuse de ellos y les saque ventaja ¡saldrán adelante!
David lo dice de esta manera: "Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades. Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo. Porque los malignos serán destruidos, Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra. Pues de aquí a poco no existirá el malo; Observarás su lugar, y no estará allí. Pero los mansos heredarán la tierra, Y se recrearán con abundancia de paz." (Salmos 37.7-11, RVR60)
Heredar la tierra es obtener las bendiciones que Dios nos ha prometido.
Manso, pensamos en alguien débil de carácter, ser tonto, y hasta por ahí decimos “soy manso pero no menso”.
Pero la mansedumbre significa: fortaleza sujeta a control. Controlar nuestra fuerza. O sea ser uno calmado y pacifico cuando se esta rodeado de una atmosfera acalorada. Producir un efecto suavizante sobre aquellos que pudieran estar airados o fuera de sí.
Podemos ver un claro ejemplo en un caballo salvaje, tiene mucha fuerza, puede hacer mucho daño pero cuando se somete a control entonces se dice que esta domado y es “manso”
"Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra." (Números 12.3, RVR60)
"Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;" (Mateo 11.29, RVR60)
El que controla sus emociones, hallara descanso, vivirá feliz. Porque gran parte de nuestros problemas es por reaccionar con toda nuestra fuerza y destruimos a los que nos rodean.
Ser mansos es controlar nuestras emociones y sentimientos en momentos de angustia y prueba.
Los mansos son los que se someten a los designios de Dios. Son los que inclinando su cabeza, dicen: “No sé por qué lo hiciste, Señor, pero lo acepto. No entiendo tus razones, pero inclino mi cabeza ante ti. No sé por qué viene de nuevo esta prueba, este vendaval, pero, Señor, tú eres Dios, tú eres Rey, y yo sólo soy un siervo.” Los mansos son sumisos, son suaves de tratar, no tienen aristas. No hay nada en ellos que te hiera a ti. Tú pasas la mano por ellos –hablando en forma figurada– y hay suavidad en todo lo que tocas. Su alma ha sido quebrada en sus fortalezas. ¡Cuánto se agrada el Señor en los mansos! El Señor mismo dijo en cierta ocasión unas palabras que siguen tocándonos a todos nosotros: “Venid a mí los trabajados y cargados, que yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas.” Sólo uno manso y humilde puede hallar descanso para su alma. Aunque lleve el yugo más pesado, lo encontrará fácil, delicado, suave, y hallará ligera su carga.
LA PROMESA ES: ellos recibirán la tierra por heredad en esta tierra y en la vida eterna. Una persona que controla su carácter con mansedumbre extiende sus territorios. Pues en ves de perder gana. En ves que la gente abuse de ellos y les saque ventaja ¡saldrán adelante!
David lo dice de esta manera: "Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades. Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo. Porque los malignos serán destruidos, Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra. Pues de aquí a poco no existirá el malo; Observarás su lugar, y no estará allí. Pero los mansos heredarán la tierra, Y se recrearán con abundancia de paz." (Salmos 37.7-11, RVR60)
Heredar la tierra es obtener las bendiciones que Dios nos ha prometido.